Luz del alba en tu mirada enamorada
Con el brillo del espíritu en tu entraña
Esperanzas nos brindas cada mañana
Y entonamos un salmo de alabanza.
Albricias ya se asoma la singular estrella
Con ráfagas de ilusión matutina
Llena eres de gracia madre escogida
Tú la nueva Jerusalén bendecida.
Inmaculada María Señora y Madre mía.
Tus gracias reconfortan, y nos llenan de alegría.
Llévanos por donde quiere tu Hijo Madre amorosa
Cubre nos con tu Manto Celestial cada día,
Protégenos del maligno, velando nuestra vida.
Autora: Mercedes Ramos
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